¿Pasión por Jesús o por el Poder?

Por Pastor José Alb.  Almonte
Igl. Hacienda Estrella / josealberoalmonte@gmail.com
                    “Señor, concédenos que en tu Gloria, nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”  San Marcos:10:35-45
                 
En la creación, Dios le concedió un lugar especial a su criatura, el de ser el administrador de todo lo creado y más aún, recibimos como creación la potestad de enseñorearnos sobre todo lo existente.

No obstante el hombre lo tenía todo en el huerto del edén, hubo un árbol el cual no debía tocar, pero el deseo de conocer más, la pasión por ir más allá de sus límites lo llevaron a violar el decreto divino.

Pareciera que es un deseo desenfrenado por el poder que hay en nuestra naturaleza, el que tiene quiere más, sin importar a cuántos hiera en el camino, otros como dice el estribillo de un poema: “Edifican su felicidad sobre la ruina de los demás”, ya la lucha por el poder no nos permite hablar de ética ni principios;  el desenfreno por el poder, nos está llevando a violar la institucionalidad, se acabó el respeto a las  reglas y normas que regulan la leal competencia. Hay un anhelo por estar en la silla de la derecha o de la izquierda, el asunto es “estar en la mesa principal”.  ¿Por qué sería que una vez Santiago y Juan hijos de Zebedeo, hicieron la petición comenzó a haber disputa entre los demás apóstoles? La lucha e intereses por el poder es terrible, divide aún a los mejores amigos.

La locura por el poder nos lleva a sobornar para ser favorecidos, “mercadear” la fe, distinguir ahora para ser distinguido mañana.  ¿Pudiéramos hablar los creyentes de trampas, zancadillas, “clientelismo evangélico”,  “compra-venta” de conciencia, favoritismo?

Es lamentable que la unidad de las iglesias, de ministerios, oficinas paraeclesiáticas dependa de si “YO” sea quien presida.  Todos queremos el Poder, todos nos creemos merecedores de la silla principal y del título principal; de esto no ser posible entonces “YO” hago tienda aparte. Hemos olvidado que somos siervos del Mesías, no somos Mesías.

¡Cuánto nos ha cegado la locura por el poder! Quién no recuerda el tiempo en que la gente oraba para ver si era la voluntad de Dios para ocupar tal posición, hoy en la locura por el poder lo menos que nos importa es la voluntad de Dios en nuestras vidas.  El secularismo ha arropado a la Iglesia, el materialismo se nos ha metido hasta los tuétanos y nos está carcomiendo, hemos perdido el pudor, la  vergüenza, no nos importa  que “se nos esté viendo el refajo”.

Hoy parece que somos más “aquello” que ministros, más líderes comunitarios que pastores, más faranduleros que cristianos, hoy parece ser que somos más políticos, que pastores, hoy queremos ser mas señores que siervos, hemos olvidado que el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir.  Hemos olvidado lo que dijo el Gran Señor “el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor y el que quiera ser el primero, debe ser siervo de todos”.

Parece que nos encontramos más enquistado al poder, que al mismo Jesucristo. Buscar a Dios y su justicia primero,  se ha convertido para muchos en una fábula. Pasamos más tiempo en “reuniones” que en la intimidad con Jesús.  Bien lo dijo el Maestro: “Donde está tú tesoro, allí estará tu corazón”, cuál es hoy el tesoro de la Iglesia, qué es lo prioritario para la Iglesia, porque en lo que sea su tesoro, en eso estará invirtiendo más tiempo.

Los hombres camino a Emaús, tuvieron la mejor compañía que alguien pueda tener, estaba Jesucristo acompañándole y conversando con ellos, lo más triste es que no se dieron cuenta que quien le acompañaba era el Cristo resucitado.
“Señor, concédenos que en tu Gloria, nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”, ¿ nuestra petición es por el amor y la pasión de tener la compañía de Jesucritos o por lo que significa la influencia de estar en la mesa y sillas principales?

*Favor enviar comentarios y recomendaciones a josealbertoalmonte@gmail.com



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